Una de las más recientes revoluciones en el universo del vídeo parece estar desinflándose. Su novedoso formato de 6 segundos pasó de ser una locura a una genialidad, pero conservar ese estatus le está costando cada vez más. ¿Qué pasa con Vine?
Los tiros en los formatos de vídeo llevan tiempo desviándose del minimalismo; por una parte, la ampliación del metraje en Instagram resultó ser un acierto que la terminó de distanciar de Vine, mientras que por otra la llegada del live streaming y sus largas emisiones consolidaron el gusto por contenidos más largos.
Una de las razones por las que Twitter adquirió Periscope tal vez fue, además de por gran visión de negocio, para complementar la adquisición de Vine, que temían no fuese a ser tan rentable mucho tiempo. Que Twitter tampoco esté en su mejor momento es otro indicador del posible peso negativo de los microvídeos, que incluso fueron boicoteados 'inhouse' con la implementación del vídeo nativo de mucha mayor duración.
Son dos los indicadores principales de que Vine está siendo devorada por la competencia:
1) Los Viners están usando los seis segundos a modo de teaser para redirigir a versiones más largas de esos mismos contenidos en Instagram. Todo apunta a que se les está quedando corto para materializar sus ideas.
2) Han bajado su ritmo de publicación o se han mudado directamente a Snapchat, donde la línea se ha mantenido e incluso mejorado gracias a todas las opciones que ésta ofrece respecto a Vine.
Pese a que no permite la inclusión de enlaces clicables, a los influencers no les está resultando demasiado difícil la migración a estas dos redes ni el trasvase de sus fans de una a otra.
No sabemos si decidirán hacer algún movimiento lógico para salvar la plataforma, como empezar por ampliar la duración, o se resignarán al final de era que están viviendo. Si se completa la diáspora, puede ser otra derrota inasumible para Twitter. Siempre nos quedarán las recopilaciones de vines en Youtube, que suelen sumar más reproducciones únicas que el propio contenido original.