¿Por qué seguimos a un influencer? ¿Por lo que dice, por lo que es, o por ambas cosas? Cabe preguntarse la razón de esta acción, la motivación que lleva a un usuario de cualquier red social a adoptar una figura de cierta notoriedad como proveedor fiable de información o inspiración, para analizar qué clase de influencers podremos ver a lo largo de esta nueva década. Pista: no todos serán humanos.
Está claro que en la construcción de estos influencers inhumanos se tuvo que invertir bastante tiempo en analizar las motivaciones que comentábamos al principio, además de las tendencias de contenido; no obstante, debieron de ver claro que una cuenta más de fotos paradisiacas no iba a funcionar si no ponía en marcha los oportunos drivers de influencia. La primera generación de influencers virtuales surgió a finales de 2015 con la aparición de un personaje del videojuego Final Fantasy como imagen para una colección de Luis Vuitton (un crossover para analizar aparte, desde luego). En este caso se aprovechó una entidad virtual ya popularizada e influyente a su manera, aunque ha de reconocérsele a sus creadores el mérito de triunfar en un escenario tan alejado del suyo originario. Años después, en 2020, empezaron a surgir influencers virtuales de segunda generación, caras nuevas, creadas digitalmente e ideadas para agradar, que hablaban de lo que interesaba a públicos mayoritarios, con discursos cargados de insights (probablemente potenciados por una notable cantidad de big data) e intenciones diversas: algunos estaban ahí para vender los productos de la marca que los creó y otros simplemente para acumular influencia y ser monetizados convencionalmente, es decir, promocionando a cualquier marca dispuesta a pagar por ello. Podríamos hablar entonces de influencers virtuales endógenos y exógenos, aunque en esencia vienen a ser lo mismo.
Tanto los de primera como segunda generación tienen un arraigo compartido: eran fachadas digitales pero seguían sujetas al control humano. Poco a poco, como venía sucediendo en muchos ámbitos, la Inteligencia Artificial empezó a modelar algunos aspectos de su personalidad hasta darnos una pista de qué vertebraría la tercera generación de influencers virtuales. En efecto, lo próximo que nos espera es sin duda la Influencia Artificial.