Como es lógico, antes de desplegar las alas, tocó arrastrarse un rato. Nuestra infraestructura era una dupla volátil, pero sólida. La brecha entre México DF y Madrid pasó de ser un obstáculo a un salvoconducto hacia la eficiencia, máxime cuando todos los méritos debían hacerse compatibles con las obligaciones y la oportunidad de prosperar pasaba por una abnegada predisposición a trabajar. Nos volvimos noctívagos, aprendimos a valorar la quietud de la madrugada y nos inspiramos con ella. Y los encargos llegaron.
Fueron muchas las ideas descartadas, pero de ese cúmulo de esfuerzos surgieron las que fructificaron y empezaron a consolidarnos. No importaban los nulos márgenes de beneficio, eran parte del sacrificio de la eclosión. Y valió la pena cuando los resultados corroboraron nuestro enfoque: era posible hacer ruido de otra manera. Empezamos a oír nuestro propio zumbido, que nos otorgó fuerzas adicionales. Redoblamos el entusiasmo, la entrega, perseveramos. Nuevos votos de confianza, nuevos éxitos. Ya estábamos alzando el vuelo, empezábamos a vislumbrar la totalidad de la colmena.
Comprendimos, no obstante, que el despegue nunca se completaría hasta haber soltado lastre. Tocaba volar sin ataduras, y eso hicimos. Haciendo prevalecer nuestro ímpetu sobre la ferocidad del vacío, juramos dedicación exclusiva a lo que ya éramos: DeQuéBuzz. Renacimos a efectos legales, nos establecimos en nuestro propio cuartel y pasamos a duplicar nuestros cerebros, a ser varios moviéndonos como uno. Ya nos vimos capaces de levantar eco.
Y antes de darnos cuenta, pasó un año. Las oficinas se nos quedaron pequeñas, las propuestas se contaban por centenas y casi empezábamos a perder la cuenta de las campañas llevadas a buen puerto. Había sido duro, pero provechoso: con una trayectoria robustecida, acabábamos de integrarnos en una gran corriente de aire en la que planear y adquirir mayores perspectivas, siempre a condición de no perder el rumbo ni el músculo, aunque eso no pasaba por ninguna de las muchas cabezas que ya formábamos una auténtica agencia.
Inauguramos este segundo año de vida oficial con energía infinita, ganas desatadas de polinizar cada rincón virtual y la humilde intención de, a buen ritmo, acabar pareciendo una gran abeja reina.
Gracias a los que nos habéis acompañado hasta aquí, y a los que os pronto os uniréis.
Veni, vidi, buzz it.